El Rolfing es una terapia que mejora la estructura del cuerpo, la postura y el movimiento gracias a la liberación de tensiones acumuladas en el tejido conectivo, principalmente la fascia.
Para ello, el Rolfer (terapeuta de Rolfing) utiliza presiones y diferentes técnicas específicas de manipulación del tejido conectivo para moldear la fascia.

Con el paso del tiempo y a lo largo de la vida, los hábitos posturales, los movimientos repetitivos y el estrés influyen en la fascia, que va perdiendo elasticidad. Como consecuencia, el cuerpo pierde potencial de movimiento y se generan tensiones y restricciones que producen dolores y molestias.
Asimismo, todo lo que va sucediendo en nuestra vida (embarazos, accidentes, caídas, operaciones, cambios bruscos, tensiones emocionales…) deja huella en nuestro cuerpo, a nivel de la fascia, debido a la gran cantidad de receptores nerviosos que posee (cuatro veces más que los músculos*).
El Rolfer manipula la fascia mediante presiones profundas para liberar tensiones acumuladas, eliminar restricciones en el tejido y restaurar la elasticidad siguiendo unos objetivos programados para cada sesión. Al ejercer presión sobre la fascia, se influye en el sistema nervioso, ofreciendo cambios a nivel físico que ayudan a mejorar el bienestar global de la persona.
El proceso de Rolfing IE es un proceso de reeducación y aprendizaje. Su enfoque holístico y la relación de la fascia con el sistema nervioso son las claves para producir cambios y beneficios a largo plazo en la estructura y postura, la coordinación y el movimiento, la percepción y el cómo estamos y nos relacionamos con el entorno.
El objetivo del Rolfing es reorganizar la totalidad del cuerpo alrededor de una línea corporal interna, diferente en cada persona y próxima al eje vertical, alineada con la fuerza de la gravedad que proporcione un equilibrio óptimo y natural permitiendo un mayor potencial de movimiento con el mínimo esfuerzo.